Mesozoico

La era Mesozoica o Mesozoico tiene una duración aproximada de 150 millones de años y comprende tres periodos:

  • TRIÁSICO
  • JURÁSICO
  • CRETÁCICO

A partir del Triásico comienza la fragmentación de la Pangea, aunque la actividad orogénica es aún tectónicamente poco significativa. En el Jurásico se manifiestan plegamientos desde Alaska a México y se producen transgresiones en Europa. En el Cretácico es donde se producen los mayores sucesos geológicos: se abre el Atlántico, separándose Norteamérica de Eurasia, el continente de Gondwana se separa en Suramérica, Antártida, Australia, África e India; se abre definitivamente el Atlántico Sur; mientras el mar de Tethys fue ampliándose al seguir separándose Europa, Asia y Norteamérica de África y Sudamérica. Se inicia la fase de plegamiento alpino, la cual produce la mayor transgresión marina en la historia geológica, gran parte de las tierras emergidas quedan inundadas y se forman gran cantidad de islas y archipíelagos.

LA VIDA EN EL MESOZOICO

Durante el Mesozoico los invertebrados que predominan son los Moluscos, algunos grupos de Braquiópodos, los Equinodermos, ciertos Briozoos y Foraminíferos. Los demás grupos son los supervivientes del Paleozoico que llegan hasta la actualidad.

Moluscos

Nautilus clementinus (Cretacico inferior, Aptense) Nautilus clementinus (Cretácico Inferior, Aptense)
Grammoceras sp (Jurásico Inferior). Este ejemplar presenta fosilización en pirita. Belemnopsis hastatus (Jurásico Superior, Oxfordiense)

Tienen gran importancia en la era Secundaria, presentando una gran evolución y estando representados por los tres grupos procedentes del Paleozoico.

  • Bivalvos. Son especialmente abundantes en el Jurásico y Cretácico. Los bivalvos mesozoicos presentan formas muy diversas, lo que implica gran capacidad de adaptación a los modos de vidas diferentes. Se exponen diversos ejemplares, la mayoría de ellos pertenecientes a los Pterioideos, entre los que se encuentran Pectínidos, Ostreidos y Mytílidos. También se muestras bivalvos con formas parecidas a los corales, como son los Rudistas (Radiolarites e Hippurites).
  • Gasterópodos. Los pertenecientes a finales del Mesozoico presentarán características similares a sus antecesores, aunque en algunos grupos se observan cambios significativos, mostrando rasgos de gasterópodos más modernos (pérdida de simetría bilateral y de una branquia). Destacar el caso de géneros adaptados al agua dulce como Faunus (Cretácico superior) o Vidaliella (Terciario inferior).
  • Cefalópodos. Son los fósiles característicos del Mesozoico. Dentro de esta clase se distinguen tres subclases:
    • Ammonoideos. Presentan una concha externa enrollada en espiral, por lo general ornamentada con costillas o tubérculos de forma y tamaños variables. Dentro de estos se pueden encontrar ejemplares que abarcan numerosas Superfamilias desde el Jurásico Inferior al Cretácico Inferior, siendo los ammonoideos propiamente dichos los más característicos del Mesozoico. Son excelentes “Fósiles de Zona” para el Jurásico y Cretácico. Merece destacar la presencia de mineralizaciones en pirita como en Grammoceras del Jurásico Inferior de Francia.
    • Nautiloideos. Desde el Paleozoico (¿Cámbrico?) hasta la actualidad, donde un género Nautilus constituye un verdadero fósil viviente. Así que se puede decir que prácticamente no han evolucionado desde su aparición hasta la actualidad.
    • Belemnoideos. Son cefalópodos de la Subclase de los Coleoideos, que son junto con los ammonites, los moluscos más abundantes del Mesozoico. Su concha es alargada, fusiforme y apuntada. Los ejemplares que se pueden observar son del Jurásico inferior (Pachyteuthis), Jurásico medio-superior (Belemnopsis, Hybolites y Duvalia).

Braquiópodos

Zeilleria cuadrífida (Jurásico Inferior) Quadratirhynchia attenuata (Jurásico Inferior)

Durante el Mesozoico presentan una importante expansión con gran variedad de formas, algunas heredadas de sus antecesores y otras nuevas.

Destacar la presencia de ejemplares de los géneros Terebratula, Quadratirhynchia y Zeilleria.

Equinodermos

Micraster cortestudinarium (Cretácico superior, Senonense) Tylasteria prisca (Jurásico Inferior, Domenrense)

Los Equinoideos o Erizos de Mar aparecen en el Paleozoico (Ordovícico) y no llegan a tener su gran expansión hasta el Mesozoico (Jurásico), aunque la mayor abundancia y diversidad se da en el Cenozoico.

Se caracterizan por presentar un esqueleto con una estructura rígida que puede tener forma de disco, corazón o hemisférica, que consiste en muchas placas poligonales entrelazadas. La superficie exterior está cubierta por espinas o radiolas.

Destacar el buen estado de conservación de algunos ejemplares de Micraster.

Dentro de los Equinodermos tenemos otra clase denominada Asteroideos. De los cuales los primeros restos conocidos datan del Ordovícico y se mantienen hasta la actualidad. Presentan una simetría pentarradiada, entre ellos se encuentran las estrellas de mar. Unos de los registros más frecuentes en los yacimientos son estos pequeños restos poligonales que se relacionan con placas radiales de su esqueleto.

Se podrán observar ejemplares de Tylasteria.

Crinoideos

Pentacrinus briareus (Jurásico Inferior, Domerense)

Los más abundantes, sobre todo en el Jurásico fueron los “Isocrínidos” (Apiocrinus, Pentacrinus y Balanocrinus). La totalidad de los restos conservados pertenecen al tallo o pedúnculo del crinoide.

Escleractínidos (Corales Modernos)

Cunnolites elliptica (Cretácico superior, Turolense)

Aparecieron en el Triásico inferior-medio, alcanzando su máximo esplendor en el Terciario y llegando hasta la actualidad.

Tienen importancia desde el punto de vista paleoecológico al ser indicativos de medios marinos arrecifales.

Se puede ver algunos de los representantes más característicos del Cretácico superior, como Cunnolites perteneciente a la Superfamilia Fungiácea, quizás la más extendida y mejor representada.

Cangrejos

Son Artrópodos que pertenecen a la Clase de los Crustáceos que aparecieron en el Triásico y han perdurado hasta la actualidad.

Uno de los Órdenes más frecuentes es el de los Decápodos, que presentan ocho pares de apéndices torácicos, cinco de ellos ambularios, de ahí su nombre “diez pies”. En la exposición están representados como ejemplares conservados tanto en forma de moldes externos como internos.

Protozoos

Assilina exponens (Ecoceno medio, Luteciense)

Aparecieron en el Carbonífero y han perdurado hasta la actualidad.

Los fósiles más corrientes dentro de ese grupo son los Foraminíferos (especialmente los de caparazón calcáreo) y los Radiolarios (con caparazón silíceo). En cuanto a los Foraminíferos, presentan un cuerpo formado por un protoplasma encargado de las funciones vitales encerrado dentro de un caparazón con aberturas, a través de las cuales se extienden pseudópodos para desplazarse y capturar alimentos.

Merece fijarse en el gran tamaño de alguno de ellos, como en el caso de los Nummulítidos, que se asemejan a “monedas” o “lentejas”.

Reptiles

Diente de cocodrilo (Mioceno superior) Coprolito de reptilia (Jurásico Inferior)

Los primeros reptiles evolucionaron a partir de anfibios Laberintodontos, existiendo reptiles marinos (Icthyosaurios), voladores (Pterosaurios) o terrestres (Dinosaurios).

En la exposición están únicamente representados los primeros. Los Icthyosaurios son exclusivos del Mesozoico, siendo muy abundantes en el Jurásico. Fueron los reptiles que mejor se adaptaron a la vida acuática. Su cuerpo era fusiforme y terminaba en una aleta caudal invertida con otra dorsal amplia y con extremidades destinadas a la estabilización o direccionalidad, dándoles un gran parecido a los tiburones.

Se pueden observar piezas dentarias de Icthyosaurus y restos de actividad orgánica como Coprolitos (heces fosilizadas).