Aunque las teorías anteriores describen las causas de los colores que se originan a partir de interacciones electrónicas, hay otras formas en que se pueden originar colores en los minerales. En su mayoría se muestran como figuras lumínicas o juegos de color, que son efectos ópticos superficiales o internos muy característicos y propios de algunos minerales y variedades.
Estos efectos están causados por diversos fenómenos como reflexiones y/o refracciones internas, difusión, dispersión, interferencias o difracción de la luz. Pueden ser debidos a la presencia de inclusiones en forma de fibras, láminas o estrías, o a defectos y características estructurales. Las principales figuras lumínicas son:
Asterismo basado en la difusión de la luz, como brillos estrellados
en corindón, granate, piroxenos y cuarzo.
Sedosidad originada por la difusión de la luz, como en los efectos
de ojos de gato, ojo de halcón y ojo de tigre.
Brillo perlado o efecto oriente debido a la difusión y dispersión refractiva,
como en las perlas, talco hojoso, brucita, apofilita, asbesto,
yeso, etc.
Aventuriscencia causada por la difusión de la luz, como en cuarzo aventurina o
piedra solar, albita aventurina, obsidiana plateada.
Adularescencia originada por la dispersión de la luz por micropartículas, como en
adularia o piedra de luna (azulada), ópalo lechoso.
Labradorescencia debido a difusiones internas y rejillas de difracción que
producen interferencias de luz, como en labradorita.
Opalescencia causada por difusiones internas y rejillas de difracción que
producen interferencias de luz, como en ópalo.
"Fuego" basado también en fenómenos de interferencia, como en piedras preciosas
de alta dispersión: opalo, diamante, zircón, rubí y
titanato de estroncio.
Iridiscencia o irisaciones en pátinas originada por la dispersión e
interferencias de la luz, como los brillos coloreados en calcopirita,
columbita, bornita y dentro de las grietas del cuarzo iris.