La opalescencia propiamente dicha se da muy frecuentemente en el ópalo común, debido a que su estructura amorfa puede incluir esferas de una variedad de sílice denominada cristobalita. Las esferas se empaquetan al azar y dejan entre sí poros con agua o con aire, en los cuales se produce reflexión y difracción de la luz incidente. Este fenómeno le confiere al mineral un aspecto lechoso, azulado o perlado y translúcido. La opalescencia aparece también en otros minerales como calcedonia, cuarzo o feldespato.
El fuego del ópalo o juego de colores es un fenómeno relacionado pero diferente. Se caracteriza por una policromía causada por interferencias lumínicas debidas a corpúsculos o inclusiones empaquetados de forma ordenada, que constituyen una auténtica red de difracción.
![ópalo océano](images/opalo.png)
![ópalo de fuego](images/opalo2.png)
![ópalo de fuego](images/opalo3.png)